Un error muy común cuando se intenta dibujar algo realista, es dejar que el cerebro complete información inexistente, engañándonos y llevándonos a unos resultados que se alejan mucho del realismo.

Se tiende a pensar que si es un trabajo realista, necesita más información, y así es, pero la información está en las luces y las sombras que lo componen, no en las líneas que nuestro cerebro nos indica que están ahí y que sin embargo, no existen.

A veces, cuando a pesar de que hemos echado todo nuestro esfuerzo, los resultados no son los que esperábamos, desdibujar es la solución, eliminamos la información sobrante y volvemos a observar las luces, las sombras y las formas que tienen, trabajamos en su corrección y observamos como el realismo reaparece, consiguiendo que nuestro trabajo cobre fuerza.

En el realismo prima la carencia de línea y la observación de lo que vemos realmente, no así , de lo que creemos ver.